Puede ser que te sientas identificado con algunas de estas anécdotas, o que hayas recibido otros mensajes que te enseñaron a vivir con la necesidad de aprobación. Como ves, los casos que te mencioné anteriormente suceden en la casa, en la calle, en la escuela, en la iglesia, básicamente en los lugares y por las personas que forman parte esencial de tu desarrollo como persona.
Pero ¿sabes? TU NO NECESITAS LA APROBACIÓN DE LOS DEMÁS. Como un adulto que ha decidido hacerse cargo de sí mismo (ver zona errónea #1), puedes reprogramar esas ideas distorsionadas aprendidas en la infancia y sustituirlas por otras más realistas.
Cuando alguien muestre desaprobación hacia tu comportamiento, tus preferencias, tus decisiones – que pasará a menudo – recuérdate que lo hermoso de la individualidad es que cada uno puede pensar lo que quiera, incluido tú. En vez de sentirte herido y ofendido por el comentario o la actitud, piensa que encontraste a alguien diferente a ti, contribuyendo esto a la diversidad. (sí, la desaprobación se muestra con gestos, o ¿ya olvidaste la mirada maléfica de tu madre?).