Uno de los castigos del entrenamiento SEAL era saltar al oleaje del mar y revolcarse en la arena (hasta convertirse en una “galleta de azúcar”). Este ejercicio probaba la determinación y la paciencia, ya que el castigo era sin dudas retador y además, podía ser asignado sin fundamento, es decir sin haber roto ninguna regla, solo a capricho del instructor.
Por demás está decir que no parece justo.
Así también es la vida. Hay situaciones que no parecen justas y que sirven para probar nuestra determinación y paciencia.
Es fácil responsabilizar a otros o al destino por lo que nos pasa. O al lugar, tiempo y entorno en que nacimos o vivimos. Sin embargo, lo importante es cómo manejas tú lo que percibes como injusticias de la vida.
Personas como Hellen Keller (ciega), Stephen Hawking (paralizado) han logrado destacarse porque decidieron lidiar con las injusticias de la vida.
Habrá veces en las que por más que te esfuerces, sin importa lo bueno que seas, serás una galleta azucarada. No culpes a tu mala suerte. ¡Párate derecho, mira hacia el futuro y sigue adelante! Olvida que fuiste una galleta azucarada y sigue con tu vida.