Evaluar sus avances para muchos suele generar una carga de culpa, especialmente cuando no han iniciado con una meta o su grado de avance real o percibido no es el esperado.
Por eso quiero compartir contigo mi proceso actual de evaluación de metas (al cual siempre voy agregando nuevas cosas).
Aquí te muestro los pasos:
Paso 1. Revisitar las metas que decidiste a principios de año.
No puedes evaluar lo que no tienes establecido. En mi caso, mis metas las tengo visualmente representadas en un vision board o mapa de sueños.
Paso 2: Identificar las actividades puntuales y los cambios de estilo de vida derivados de tus metas.
Por ejemplo, si tu meta es hacer un viaje a X lugar, pasada la fecha y al haber hecho el viaje, habrás completado tu meta.
Por otro lado, si tu meta es comer saludable, este cambio es permanente en tu estilo de vida, no tiene una fecha de fin, pero sí fechas e indicadores donde podrás evaluar el progreso, ya sea que hayas decidido hacerlo mensualmente, trimestralmente u otros períodos de tiempo.
3. No evalúes solo el cumplimiento o no de la meta, sino también el grado de avance y usa métricas e indicadores objetivos.
Por ejemplo, si tu meta es ahorrar 2,000 pesos al mes, significa que a marzo tendrías 6,000. Si solo tienes 4,000, has cumplido el 66% de tu meta del trimestre.
Por otro lado, es importante que cuentes con métricas que te permitan mirar el avance de forma objetiva.
En cuanto a salud, por ejemplo, es recomendable tener analíticas ya que el peso no necesariamente es un indicador fiable de salud. (Te lo dice la persona que mejoró 16 indicadores de salud manteniendo el mismo peso).
4. Identifica el obstáculo.
Y aquí quiero destacar algo importante. Cuando sentimos que no estamos logrando una meta o cambio de hábitos, solemos pensar que la culpa es nuestra. Y no es así.
Hay muchos factores que afectan el cumplimiento de nuestras metas e incluso algunos pueden ser válidos.
- Hay un impacto de nuestros hábitos actuales, los cuales pudimos haber aprendido en la infancia y adolescencia.
- Hay factores de entorno como el impacto de nuestro círculo social o cuando las situaciones convergen para facilitar los hábitos que no nos funcionan.
- Hay desconocimiento sobre hábitos que nos benefician, lo que nos impide llevarlos a cabo.
- Hay un proceso de transformación y adaptación, que aún conociendo los buenos hábitos, no podemos volar. Hay que vivir el proceso. Como cuando un niño aprende a caminar. Primero gatea, luego camina agarrándose de objetos y finalmente camina y corre.
- Hay decisiones que tomaste con las herramientas y conocimientos que tenías y el tiempo de que disponías. Recuerda que a menor tiempo disponible para la fecha límite de la acción, menor rango de acción y opciones tenemos.
Y todos ellos tienen solución.
Si identificas el verdadero obstáculo, podrás accionar hacia la solución.
Piensa como si fueras gerente de una empresa. Si no se está logrando la meta de ese trimestre, el dueño no va a decir «es mi culpa por falta de disciplina»… y tampoco va a dejar que la empresa quiebre por esta situación. NOOOO… Él va a buscar cuál es la verdadera causa de que no se haya logrado la meta y qué es lo que hay que hacer para recuperarse de esa situación temporal.
De igual manera tú eres el gerente de tu cuerpo, de tu vida y de tu tiempo. Gestiona esos recursos lo mejor que te sea posible.
5. Ponte al día en lo adelante (identifica los próximos pasos de acción).
Siguiendo con el ejemplo anterior, como te diste cuenta a tiempo sobre la brecha entre el ahorro programado y el real, puedes elegir entre múltiples opciones. Estas son solo algunas:
- Reponer la suma faltante ahorrado más en el segundo trimestre. Para esto puedes reducir un gasto discrecional temporalmente.
- Reponer lo faltante dividiéndolo entre los 9 meses del año que faltan.
- Reponerlo de algún pago extraordinario que vayas a recibir.
- Ajustar tu meta de ahorro sin esos 4,000 que te faltaron.
Por otro lado, enfocarnos únicamente en que no cumplimos la meta del trimestre puede llevarnos a abandonar todo y esto es peor que la opción de arriba, ¿verdad?
El obstáculo no es razón para rendirse, sino el motivo para continuar.
6. Replantea tus metas si es necesario. Pudieran haber metas que a raíz del paso del tiempo o de lo ocurrido durante el primer trimestre necesiten ser replanteadas. Esto no es malo, sino que es adaptarse al cambio de la circunstancias, como lo haría un capitán si su barco necesita cambiar de curso a raíz de una tormenta.
7. Recompénsate por los avances. Esto puede significar para ti que te digas ¡bien hecho!… que te permitas estar feliz por lo que has avanzado, que le comentes a alguien de confianza tus logros y aprendizajes, que te hagas un autoregalo, etc.
¿Qué pasos sigues tú para evaluar tus metas? ¿Realizas evaluaciones trimestrales o con qué frecuencia? Me encantaría leer tus comentarios.