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Defraudándome para obtener aprobación

Aprobacion

Les comparto esta carta que escribió para ustedes una de nuestras lectoras (que prefiere el anonimato).

¿Alguna vez te has detenido a pensar cuántas veces te has quedado en donde no eres feliz o cuántas veces no has tomado una decisión que realmente quieres tomar? ¿Por qué lo haces?

En ocasiones nos enfocamos tanto en no defraudar a nuestros amigos, a nuestros padres, a nuestra pareja, a la gente que realmente queremos y, al final, decidimos defraudarnos a nosotros mismos.

Vamos dando pasos por la vida pensando en el criterio de los demás… qué pensarán de que no quiero ir a la universidad, qué pensarán de que me casé, que pensarán de que aún no tengo hijos, qué pensarán de que en mis redes sociales no hay fotos con mi pareja, qué pensarán de que no tengo trabajo, qué pensarán de esta foto en bikini, qué pensarán de este carro viejo, qué pensarán si no lo hago, qué pensarán, qué pensarán, qué pensarán… y así se nos va la vida preguntándonos qué pensarán los demás, tomamos decisiones en base a eso y se nos olvida qué pensamos y qué queremos nosotros. Ponemos como prioridad la opinión ajena y, automáticamente, queda en segundo plano nuestra felicidad.

Detrás de la preocupación por la reacción de los demás a nuestras decisiones y estilo de vida, existe miedo al rechazo y, por ende, necesidad de aprobación y encajar en un determinado grupo social, por tanto, estando las personas destinadas a vivir en sociedad, es normal sentir dicha necesidad.

La necesidad de aprobación se torna peligrosa cuando nos conduce a una dependencia emocional en donde reina el dolor y el sentimiento de insuficiencia. Y no, no cumplirás todas las expectativas de la gente porque no somos seres perfectos y, una vez cumplas una, surgirán otros requisitos.

En lo personal, me preocupaba mucho lo que fuera a decir la gente, sobre todo las personas importantes en mi vida, sentía que tenía un compromiso con ellos y fallarles, definitivamente, no era una alternativa. Un día, luego de pasar por muuuchos procesos, me arriesgué, y ¿adivina qué? ME APOYARON, ¡¡sí!!  esas opiniones sólo existían en mi cabeza y, tras esto, entendí que la gente que te quiere te escucha, evalúa los riesgos, te aconseja, te agarra de la mano y te apoya en lo que realmente te hará feliz. Si, por el contrario, percibes rechazo, intento de limitarte y críticas destructivas, no merecen un puesto en tu vida.

Por tanto, te invito a enfocarte en ti, en lo que realmente quieres, en tu felicidad. Por favor, no menosprecies tu opinión ni tu esencia, escucha a la gente que realmente quiere lo mejor para ti, pero si su demanda no es lo que te hará feliz, comunícaselo y sigue el rumbo a tus metas. Ya es momento de soltar tus alas y emprender el vuelo a tus sueños.

¡NO NECESITAS LA APROBACION DE ALGUIEN, NECESITAS SER FELIZ!

Con Cariño, A.

Espero que les haya gustado la colaboración de esta fiel lectora del blog. Si es así, déjale un comentario!

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