A mí me gusta utilizar historias o analogías para entender las cosas. Haré uso de una contigo para explicarte un episodio de ansiedad:
El cerebro tiene un mensajero para comunicar las neuronas entre sí. Este mensajero (neurotransmisor) se llama serotonina. Cuando hay pocos mensajeros (hay poca producción de serotonina), los mensajes o no llegan a tiempo o llegan distorsionados. He aquí un ejemplo:
Estás en un ascensor, que se detiene en cada piso y van entrando personas. En algún momento, el aire se escasea por distribuirse entre tantos.
Se crea un primer mensaje, “hay poco aire”. Pero los mensajeros pierden el mensaje y dicen lo que recuerdan. El mensaje que llega es “no hay aire” y el cerebro activará a todas las partes del cuerpo para que reaccionen bajo la premisa de que “no hay aire” y estamos en estado de emergencia. Así, empiezan a manifestarse todos los síntomas del trastorno de ansiedad.
Cuando sales del ascensor, se genera otro mensaje: “ya hay más aire”, pero como tu cerebro está destinando sus esfuerzos para resolver la situación de emergencia del primer mensaje, no hay un mensajero disponible en ese momento que lleve el segundo mensaje, el cual llegará minutos después de generado.
Ahora todo vuelve a la normalidad, pero tras todo ese esfuerzo, todos tus órganos están cansados. Tiene sentido,¿verdad?
Llegaste a la oficina y cuando te sientas, recuerdas que debes entregar un informe ese día y que no has podido terminar. Se genera un tercer mensaje “el informe no está listo y hay que entregarlo hoy”, pero tus despistados mensajeros entregan este mensaje “no hay tiempo para entregar el informe”.
El cerebro activa todos sus sistemas, pero ya están cansados por reaccionar al primer mensaje, por lo cual el cerebro empieza a pensar qué pasaría si el informe no se entrega.
«Mensajeros, ¡tráiganme las consecuencias!», pero los mensajeros (que están un poco escasos y despistados) traen las peores consecuencias y en el mensaje se lee “me van a despedir del trabajo”, “el cliente se va a molestar y llamará para reclamarme”, etc. Ante esta situación, no queda más que volver a activar todos los órganos, que ya cansados, reaccionan acelerados y sin control…
Y todo esto pasó en los pocos minutos que toma subir un ascensor, sentarse en un escritorio y encender un computador.
Si quieres saber más sobre la ansiedad, visita el post Guía para ayudar a un Amigo con Ansiedad
Muy buen artículo, me será de mucha utilidad, gracias!
Mil gracias por este artículo! Soy paciente depresiva y aunque estoy en remisión aún me medico. En estos días de encierro he estado muy ansiosa y una amiga me envió el artículo. Gracias! Me ha sido muy útil.
Me alegra muchísimo que te haya podido ayudar!